Fundido


Esta es una crónica de mi viaje a Monterrey este mes, que dejé en el cuaderno y no tenía ganas de transcribir. Finalmente me animé a publicarla, así que a’i va.

El parque Fundidora está bonito. Lamentablemente, me tocó visitarlo cuando le están haciendo arreglos que supongo tienen que ver con la construcción del canal que unirá al lago con la Macroplaza, en cuyo extremo ya se ve la forma que tendrá y luce padre, sólo con algunos arreglos pendientes más que nada relativos a un nuevo museo enfrente del de Historia Natural, pero de este lado aún hay muchas zonas donde están trabajando, por lo cual hay mucha área terregosa, otras enlodadas, unas más cercadas. También no sé si por ello se ve tan poca gente, o por ser viernes, o por ser vacaciones, aunque por donde entré se encuentra cerca la Plaza Sésamo (un Chapultepec Mágico para niños) y ahí sí hay gente, por lo menos más que la que se topa uno hacia el interior del parque, donde están el lago (ahorita seco), el Auditorio Coca-Cola (qué horror de nombre, lo que hace el dinero), la pista de hielo, la pinacoteca, la cineteca-fonoteca-biblioteca (éstos dos últimos son los únicos edificios que forman el mentado Centro de las Artes, qué bárbaros, se pasan, por no decir que la cineteca está conformada por dos salas que sólo exhiben dos funciones) y la Plaza B.O.F. En esta última es donde uno puede estar sentado sin tanta bronca, hay un par de familias jugando y algunos paseantes con niños, más adelante hay unas rampitas que sirven a adolescentes que hacen sus pininos con las patinetas, un par de juegos infantiles como en cualquier parquecito de colonia y sólo detrás de mí hay una pareja fajando, soportando la polvareda que levanta un vehículo que se traslada en dirección sur-norte y viceversa cuya función no entiendo.

Los edificios del mini Centro de las Artes son interesantes, rescatan la arquitectura original de la fundidora y lucen impecables, si bien sus materiales no son los originales por lo que no lucen como el edificio de Plaza Cuicuilco o Plaza Loreto, ya que aquí tienen la apariencia de los llamados “prefabricados”.

Está empezando a llover, lo cual no es raro en estos días, lo extraño hubo sido que salió el sol unos momentos alrededor de las 2 de la tarde, de hecho. Estoy cerca de una de las entradas que salen a la avenida Madero, sólo que ésta es la más cercana al metro, cuya estación Y Griega (nótese la originalidad del nombre, se llama así debido a que en el sitio hay una pequeña cuchilla que se forma por el cruce de 3 avenidas, algo que supongo aquí debe ser poco habitual y por ello la notoriedad) está a unos pasos mientras que la llamada estación Fundidora deja más cerca del lado norponiente, donde se localiza la Arena Monterrey, pero por allá los accesos están cerrados a esta hora y más en fechas en las que no hay evento programado.

A pesar de que ha comenzado la lluvia, una familia toma lugar en el pasto y una pareja más adelante hace lo propio, sólo un par de familias han venido del interior del parque buscando la salida, sin asomo de prisa alguna. Dado el calor que hace aquí (apenas una cuadra después de haber salido de casa de mi primo, las gotas de sudor comienzan a escurrir en la frente, a pesar de ser días nublados), un poco de brizna no desanima a nadie.

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